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Jornada única, Neiva piloto

 

Con las pruebas de calidad educativa PISA, tomamos conciencia los colombianos que tenemos que hacer un revolcón para salir de esa cruda realidad cual es una educación de baja calidad, muy por debajo de los estándares internacionales que no garantizan un apalancamiento de desarrollo, y también nos dimos cuenta que la brecha entre la educación pública y privada todos los días es más grande. Recuerdo con nostalgia cuando estudiantes de colegio público con facilidad accedían a universidades públicas; ahora, a éstas ingresan preferentemente los provenientes de colegios privados.

En hora buena el presidente Santos cogió el “toro por los cuernos” cuando dijo: “la única manera de lograr equidad a largo plazo es tener una población bien educada”, definiendo como pilar de su nuevo cuatrienio, en aras de superar esta crisis sectorial una estrategia con capacitación de docentes, becas para educación superior a bachilleres con buenas notas académicas de los estratos uno y dos, y dando muestra de voluntad política aparece ya el sector con el mayor presupuesto hacia el 2015 ($29 billones), y define arrancar jornada única, donde Neiva es piloto. En la actualidad los colegios públicos tienen jornadas de 5 horas, mientras que los privados de 8.

Irlanda hace 35 años después de una terrible guerra religiosa, pacta un acuerdo de paz y desarrollo, y 30 años después se hablaba del milagro irlandés, presentando este estado como un referente para los países emergentes, una nación que se pacifica y se desarrolla en tan poco tiempo; cuando fuimos a ver cuál era la clave para lograrlo, encontramos una estrategia donde el primer punto era la educación, privilegiando carreras técnicas, menos “doctores”, más financistas, matemáticos, y donde el docente es el profesional con mayores títulos, más capacitado y mejor remunerado, preferencialmente para la primera infancia; luego la clave para la educación está en la calidad de los docentes. Ojalá este ejemplo coincida con el proceso de paz nuestro y aquí no solamente se imponga los acuerdos políticos sino también un pacto de desarrollo, donde la educación sea su motor.

Quiera Dios que tomemos en serio este proceso de mejora educativa, comenzando por la familia, como hay que tomar enserio el proceso de paz.

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